Mateo 12, 31-32 La semilla de Mostaza.
La enseñanza de Jesús en
estos dos versículos es muy metafórica, pero esto no la aleja ni le quita
sentido. Así como como la semilla de mostaza es un elemento diminuto y luego
produce un fruto provechoso, así es el reino de Dios. Es decir, nace de la pequeñez, de la humildad, para
finalmente convertirse en el gran Reino tan mencionado por Jesús. De igual
forma, en la vida cotidiana: son los pequeños detalles fuera de las
excentricidades, los que realmente aportan para construir grandes obras. La
pequeño no es sinónimo de debilidad, simplemente la fe que exista en una
partícula le da un valor inigualable.
Personalmente, pienso que
esta parábola me invita a formar parte del cambio, a pensar que con pequeños
detalles de amor puedo aportar a construir el Reino de Dios, ese que es común a
todos pero que no pensamos que nosotros
mismo somos los trabajadores de esta gran mega obra, que no es posterior, sino que se vive aquí mismo. Es
una invitación para obrar con buenas intenciones, hacerle el bien al prójimo, a
pensar que siendo parte del de un gran motón de personas también somos
importantes para crear unión entre todos como hermanos que somos.
Lucas 15, 4-7 La oveja perdida
Jesús resalta la importancia
de cada de uno de nosotros en la familia de Dios, es decir, que entre millones
de personas una solita cuenta, porque para Dios todos tenemos el mismo valor,
sin importar quienes seamos, cómo vistamos, de donde vengamos, somos seres
iguales ante él. Es aquí cuando Jesús una vez más habla de la misericordia
infinita del padre para con nosotros, es tan inmensa que nos envuelve a todos
en las mismas condiciones.
A manera personal considero
que el fragmento es una relevación más de Dios, en la cual se expresa lo
importante que soy para él, partiendo de lo que soy como individuo hasta el
aporte social que puedo brindar a mis contemporáneos. A su vez, es un
aclaración para no sentirme más que los demás, ya que primero va la igualdad
con la que fuimos creados, se deja atrás el dinero, la posición social, e
incluso lo cognitivo; porque para el Señor Todopoderoso, nadie es más que otro.
Nuestros actos deben estar enfocados en el compromiso por lo que hacemos,
buscando dar lo mejor de sí, pero nunca comparándonos o poniéndonos en
competencia con otros, ya que cada quien puede ofrecer muchas cosas positivas a su manera.
Mateo 20, 1- 16 Los obreros de la viña
Jesús siempre muestra en
cada una de sus parábolas un sentido de equidad, que muchas personas creerán
que en esta se ve contradicho, por el hecho de que a simple vista cada quién no
tuvo paga acorde al tiempo debido. Pero esto no es así, precisamente porque la
enseñanza principal es que la intención de trabajar y hacerlo con verdadero esfuerzo es lo que cuenta, desde el principio se fijó un
precio por lo que cada uno debía hacer, si el dueño de la viña observó la
necesidad y la fuerza de trabajo de sus últimos trabajadores y pagó lo mismo,
antes este es mucho más generoso y justo; pues lo que se ve todo día en unos,
logra verse también en los que trabajaron solo unas horas, ya que estos últimos
estuvieron un día esperando un trabajo que
en realidad lo necesitaban.
Para mí, es claro que Jesús,
me dice hoy: trabaja duro en lo que
haces, no importante el tiempo sino el que lo hagas con verdadera
pasión. El secreto no es trabajar un día, sino hacerlo bien. Además, debo
concentrarme en mi misión, sin entrar a ver que el otro Dios le paga igual o no; si yo tengo lo que
merezco, debo conformarme con ello, no es ser egoísta y ajeno a la necesidad
del otro, sino que no se debe entrar en
una comparación para saber si el hizo más que yo o no. Simplemente en el juicio
final, Dios pide cuentas por lo que hizo cada uno durante su tránsito por el
mundo, no por lo que hizo el vecino.
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